Ser «Camino»
Un viaje de encuentro y creación – Éter

¿Cuál es el verdadero sentido de vivir lo que me toca? 

¿Para qué confiar en ello si va en dirección contraria a lo que quiero? 

¿Cómo sentir que lo que ocurre tiene sentido?

Llega un momento en la vida en el que tomamos consciencia de que todos los planes que nos habíamos propuesto vivir han tomado direcciones completamente diferentes, observando que lo que creíamos importante se desplaza por una prioridad que ni nosotros mismos hubiéramos pensado como una alternativa. Sí, claramente los planes se desmontan y la realidad toma dimensiones muy apartadas de nuestros sueños. Lo inesperado nos sorprende y en multitud de situaciones puede llevarnos a una verdadera crisis de sentido.

Todos pasamos por ello, es parte de la dinámica perfecta del movimiento de la consciencia. Respiremos juntos por unos instantes. Sí, es parte de un proceso natural de vida. Todo cambio que conlleva una evolución de conciencia precisa un espacio de crisis en su camino. Las experiencias más intensas, dolorosas y desafiantes son las que entregan la capacidad de modificar nuestro universo externo para a través de él, crear una nueva realidad interior.

Cuando nos aferramos a un hecho en concreto de nuestra vida y valoramos nuestro sentido de vida desde esa referencia, ya sea un acontecimiento dramático o lleno de alegría, nos estaremos enganchando a un espacio peligroso y dañino. La vida no es un espacio cerrado y aislado. La vida es un viaje continuo interconectado a una diversidad de realidades abrumadora. Catalogar un momento de nuestro gran viaje a través de una sentencia sólo nos aparta de lo que en verdad necesitamos reconocer en nosotros para regresar a sentir el verdadero sentido de ser.

Es cierto, hay etapas realmente difíciles, y puede que muchas de ellas nos lleven a límites que destapen espacios desagradables que no queremos reconocer. Sin embargo, tenemos a nuestra disposición una frecuencia capaz de transportarnos a un lugar donde re-conectar con el sentido de ser viviendo lo que toca experimentar. El territorio del éter es el hogar de la consciencia, el lugar que ubica el aquí y el ahora en ti. Regresar al éter implica colocarse en la mirada integradora que nos permite ver y sentir una realidad mucho más allá de la razón, donde no es necesario saber para sentir. En esa experiencia la comprensión indica las respuestas que tanto ansías conocer para seguir caminando en la dirección que sientes propia.