Tan sólo es un viaje
No necesitas seguridad, sólo recordar que se trata de un viaje
Durante las últimas semanas he sentido muy fuerte la sensación que tenía en mi pasado cuando mi vida era puro tránsito de un lado a otro del mundo, sin conocimiento alguno de lo que ocurriría en el siguiente destino. Años siguiendo una ruta marcada por puntos en el mapa. Años sintiendo que lo único que poseía era mi inocencia ante el desafío que traía ese nuevo día. Años agradeciendo la riqueza que sentía en mi interior al lado de mi maleta, sin más necesidad que la de exprimir el momento que tocaba experimentar.
Viaje tras viaje, me sentía ser parte de la vida sin pertenecer a ningún territorio en particular. Jamás me vinculé a un país, una región, o una ciudad. Siempre me sentí parte de un todo, al que me resultaba imposible dividir.
El paso de los años me colocó en una nueva perspectiva de lo que hasta entonces vivía tan claramente. Era momento de viajar desde un mismo lugar. Era ahora que la danza soltaba el escenario para incluirse en el día a día. Y fue entonces, cuando el viaje comenzó realmente.
¿Cómo es posible vivir la vida como si fuera un viaje sin desplazarte de tu núcleo, de tu hogar, de tu rutina…?
Viajar es independiente de la acción de desplazarte en tren, coche, autobús o avión. Podemos viajar sin ni tan siquiera levantarnos de la cama. ¿A dónde quiero llegar? Es muy sencillo. Puedes pasarte la vida realizando viajes pero sin haber comenzado a viajar en ella.
Viajar no es un verbo sino una forma de vivirlo. Se trata de ser capaz de unirte a aquello que te transporta, siendo parte de cualquier experiencia, contratiempo, imprevisto, descoloque o abismo.
He necesitado permanecer en un mismo lugar para sentir lo que realmente es entregarse a la sensación de estar de viaje:
Aceptar el asiento que me ha tocado ya sea ventanilla o pasillo, dándome la oportunidad de descubrir todo lo que hay en mí gracias a ese lugar que no hubiera escogido conscientemente.
Acoger cada imprevisto del recorrido como un espejo para reconocerme tras la imagen que muestro.
Despedir cada estación al tiempo que corresponda más allá de lo que me haya traído, aprendiendo a degustar la resonancia de su experiencia en el vacío silencioso del espacio de pausa dentro del trayecto.
Tener la certeza que nada perdura por siempre, y siempre después de una estación llega la siguiente.
Saber que tú no eres responsable del tren pero sí de tu relación con él así como de su cuidado.
¿Y si ese tren llamado vida te coloca en un asiento que apenas se desplaza? ¿Y si su trayecto en lugar de conducirte a lugares paradisiacos te hace viajar en bucle?.
Quien hace del viaje un tránsito especial, es quien lo transita.
Si ese bucle es vivido desde la entrega y la fascinación del siguiente aspecto que emerge, se convertirá en una espiral que ascienda modificando su frecuencia hasta alcanzar espacios que ni las naves espaciales más sofisticadas han llegado a visualizar.
El viaje comienza en el interior, sólo desde él podemos comprender el idioma de la vida y conocer el verdadero juego de señales que muestra cada uno de sus vagones.
Pero viajar no sólo te muestra el mundo que vive en ti desde la profundidad sino que la parte más obvia, sigue ayudándote a desarrollar tu habilidad.
Quien te acompaña, habla de ti tanto o más. Tu equipaje, esa maleta llena de necesidad, recuerdos y previsiones, muestra como el temor, la culpa, la falta de comprensión y escucha, el control, el anhelo y el deseo, ocupan más espacio del esperado, generando auténticos conflictos en relación a lo que está pasando.
Vivir es no estar seguro, no saber nada acerca del próximo momento. En el momento en que sabes, comienzas a morir un poco.
Agnes de Mille
Sólo cuando comenzamos a darnos la oportunidad de vivir a través de la liviandad del juego de viajar, podemos echar raíces en lo que siempre se mueve y nunca podemos controlar, encontrando en él nuestro propio viaje íntimo e intransferible.
Viajar es lo que aportará el sentido, su lectura, depende de ti.
Gracias por unirte a la vida a través de la escucha de tu sentir verdadero.
Bellas rutas y fascinantes encuentros
Con amor
Noelia