– Un sendero que refuerza tu vínculo con lo esencial, dentro y fuera de ti –

Caminar por los senderos del alma genera un desarrollo de nuestra consciencia y un fortalecimiento de nuestra verdadera identidad. Pero cuidado, seamos honestos. La vida no va a ser más fácil porque tú seas más consciente y más auténtico. Los conflictos van a continuar de la misma forma. Las pruebas del día a día persistirán y seguramente se superarán así mismas. La dificultad aumentará y con ella nuestra habilidad para simplificar los hechos. Cuando encontramos dentro de nosotros la capacidad de identificar lo que es esencial y lo que no, nuestra forma de vivir las situaciones más difíciles cambia completamente. Caminar implica vivir situaciones donde volvemos a engancharnos con aspectos que nos producen dolor, frustración, crítica, rechazo, resistencia… Transitar el sendero de la divina indiferencia nos permite sensibilizarnos con ello, pudiendo identificar lo que nos atrapa y lo que nos libera. La realidad es un camino perfectamente diseñado para descubrir todos los tesoros ocultos que necesitamos encontrar. Para ello necesitamos poner en práctica nuestra alianza a lo esencial. 

El premio de evolucionar y de aprender no es adquirir una vida sin conflictos ni grandes pruebas. La recompensa se experimenta en la propia vivencia de la realidad. No es lo que ocurre, sino lo que eres en ello. Cuando descubres y comprendes que lo que persigues no es otra cosa que tu encuentro, te conviertes en la verdadera recompensa.

Tomar la responsabilidad de hacernos cargo de lo esencial para nosotros es una verdadera misión de vida. Pues a través de esa labor, sin modificar las circunstancias, hacemos que el camino sea sencillo y lleno de significado.

¿Qué vínculo decides cuidar? ¿El que te atrapa o el que te libera?

Que la danza afiance el vínculo con tu esencia.

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